Culiando en la Universidad del centro.

  

La siguiente historia fue vivida por uno de nuestros papichulos que brindan el servicio de compañía acá en Guayaquil.
El joven scort jamás imaginó que pasaría de culiar rico en la cama a culiar como diablo en la calle. Y es que en el invierno del 2017 fue solicitado para brindar su servicio de scort a un alemán de paso por Guayaquil.
El scort se encontraba en Quito atendiendo los últimos shows de stripper. Ya con una semana de pago bancario previo, por parte de dos clientes en Santo Domingo y uno en La puntilla, no pudo retrasar el encuentro. Tomó el primer bus de la mañana para llegar  a la primera ciudad, donde sin mayor contratiempo realizó su oficio y viajó inmediatamente para llegar puntual a Guayaquil. Así es que llegó tipo diez de la noche al terminal y de inmediato un taxi lo llevó al sector de La puntilla.  Ya en la casa, le abrió la puerta un hombre de unos cuarenta y ocho años, alto, blanco, cabello rubio, ojos claros y acento extraño pero que se le entendía perfectamente el español. Este Lo hizo pasar y le pidió que le esperara unos segundos mientras se alistaba, en la sala el scort se desnudaba para comenzar la jauría. Cuando el alemán volvió a aparecer vestía ropa de dormir oscuro, con abrigo de cierre en medio y con capucha.  
Le pidió a el scort que se vuelva a vestir y lo acompañe. Así hizo, treparon al carro y cruzaron el puente a Guayaquil. Dieron una vuelta por el norte y llegaron al centro de la ciudad. Había pasado más de una hora desde que se encontraron, por tanto el scort le advertía que su tiempo de servicio culminó. A esto el alemán respondía con una sonrisa y sacando dinero de su billetera e introduciéndolo con su mano en la bragueta del scort.  Este último tomaba el dinero, lo guardaba en el bolsillo y agarraba la mano del alemán para que se entretenga mientras conducía. Entre preguntas y silencios llegaron a una esquina de una universidad, en el centro de Guayaquil. Estacionó el carro mientras continuaba masturbando. De repente las luces adentro y fuera de la universidad se apagaron. Ya es hora, dijo el alemán.
Bajaron, caminaron hacía la universidad, muros altos y gruesos, igual sus portones por donde casi nada se veía. Se arrimaron a un pilar. El alemán le besaba el cuello, le sacó la camisa, le bajó el cierre y comenzó a chupar.

El scort: Espera, nos pueden ver.

El alemán sacó dinero de su bolsillo y se lo puso en el del scort. Este le agarró con ambas manos la cabeza y le daba unos trancazos con su enorme verga que hacían brotar lágrimas de los ojos del alemán. Luego lo tomó de los brazos y lo lanzó contra el pilar, rápidamente sacó un preservativo, se lo puso, tapó con su mano derecha la boca del alemán y sin darle tiempo de acomodarse se lo clavó sin que sus gritos pudieran escucharse.
Muy bien hermano, dale más duro que esta perra aguanta.

El scort volteó la cara para ver de quién se trataba, atrás suyo estaba parado un joven de su misma edad, moreno, zambo con un traje de los recolectores de basura de Pto. Limpio y con su también enorme verga halándosela. El scort se asustó y lo putió para que se largara.
El alemán se giró agarrando fuerte las piernas del scort  para que no se le vaya a salir la verga, y  chupó la verga del recolector de basura que no dejaba de sonreír.

Entre las luces de carros, viento, conversaciones lejanas y silbatos lejanos se encontraban ya no sólo el scort y el joven recolector de basura empotrando al alemán, sino también una fila de mendigos alborotados, mirando la jauría y con la verga en las manos esperando su turno. El joven recolector de basura comenzó a chupar los pezones del scort a quién le producía tanto placer que hacía que destrozara el culo del alemán a vergazos hasta que sacó rápidamente su verga, el condón de este y le derramó toda su leche en el culo.


El scort se sacudió bien, se subió los pantalones y se fue, cuando regresó la mirada desde la esquina, el joven recolector estaba subiéndose el cierre del pantalón, el alemán en el piso mirando emocionado al scort en tanto que era penetrado por un mendigo y dos más lo esperanban en la cola. 
Es así como el scort visitó varios sitios de cruising en el centro de Guayaquil

¿Los has hecho en este lugar, cómo fue tu experiencia?

Comentarios